domingo, 29 de marzo de 2020

Pandemia 2020 - 3




Dia 3

Terminé de nuevo en el super, entre las góndolas que uno por lo general no mira nunca, hasta encontrar dónde estaban los elementos de higiene personal. Obviamente no había un carajo, algunos paquetes o embalajes perdidos por ahí, pero nada como para ponerme a revisar. Y justo yo.
Una mujer andaba entre lo que quedaba de jabón en polvo y detergentes, y me vi en la necesidad de hablar con las que saben.
-Te puedo joder un segundo ?
La mujer me puso cara de víctima de intento de secuestro, y me estudió de arriba a abajo. En breves segundos notó que no era de peligro y decidió asentir con la cabeza.
-Me es un poco complicado ...a ver...
Me sentía un tremendo pelotudo, pero había que hacer cosas que para mi eran como...como que eran de mujeres. Y había que hacerlas.
-Mirá - dije cuando un poco de mi machismo llegó a niveles normales. - Tengo una hija adolescente en casa, quedó de este lado de la cuarentena, y necesita algo como ésto.
Saqué el bollito de plástico que había encontrado en el tachito del baño.
-Ahhh...! - exclamó con total tranquilidad.
Me quitó el plastico de la mano y lo miró con detenimiento.
-A ver...Dejame mirar que quedó.
Agarró un par de paquetes y me sopesó dos marcas distintas.
-Mirá. Ella necesita de éstas. - Me dijo acercándolas -Si me preguntás...éstas son más caras, pero son mejores que las otras.
Mi hizo un gesto con la cara y sonrió.
-Si vos me lo decís - respondí mientras agarraba el paquete elegido- No se habla más.
Ella dejó el otro en la góndola y se volvió a su changuito.
-Y muchas gracias.
Ella se volvió sonriente
-La mía tiene 15, y no vamos a poder hacerle fiesta con esto del virus. Va a ser para largo.
Imagino que era un garrón cumplir quince en medio de una pandemia, pero por lo menos tenías a tu gente cerca, y sobre todo a tu madre, que era la más indicada para contener a alguien en estos dias.
Me fui hasta el lugar de los panificados, tan desolado y arrasado como el resto del super, pero dónde algunos lactales todavía sobrevivían, y algunos panes de hamburguesa. Arriba con ellos.
Ya que estaba cerca me fijé en un  leberwurst de la casa, que estaba en precio y era muy rico, y no pude resistir mirar hacia el pasillo de las galletitas y los sancks.
Estuve un segundo contemplando la escena, y algo en mi interior sonó raro.
Había la típica gente que le importa absolutamente todo un carajo, que revolvía entre los paquetes, se tocaba la cara y hablaba por celu como si nada, los que andaban con barbijos y agarraban todo con la punta de los dedos, y los Eternautas que andaban con guantes, barbijos, mangas largas. Para el prototipo de Juan Salvo sólo les faltaba la máscara de buceo. Iban de un extremo al otro.
Eramos un país bastante pendular en muchas cosas, y en estas ocasiones era dónde más se notaba.
La voz de un altoparlante llegó desde la calle. Una voz gruesa y bien modulada estaba avisando algo.
Cuando se acercó al super se pudo escuchar mejor lo que decía.
-"...en cumplimiento del decreto del Poder Ejecutivo, instamos a todos se queden en sus casas. Mantengamos la distancia social y evitemos aglomeramientos..."
Me asomé entre las góndolas y vi una unidad del GAD escoltado por dos motos de la policia, recorriendo lentamente la calle, que justo pasaban frente al amplio ventanal del comercio.
-Me cago en la distancia social...- pensé .
Por lo que venía viendo eso no existía, tanto lo primero como lo segundo. Muchos hacían lo que se les cantaba el culo.
Llegué hasta la Caja, desde dónde tenía una buena vista de la verdulería de enfrente, y dónde me podría hacer de unos tomates más por si se me antojaba.
Un tipo grande, solo, y de antojo, en una cuarentena obligatoria, puede hacer un desastre con la comida.
Habian dispuesto unas marcas en el suelo, a metro y medio cada una, casi como en las largadas de la fórmula 1, y por suerte estaba en la segunda  fila para pagar, cuando en la verduleria se armó el revuelo.
La gente salió gritando, algunos a las puteadas contra alguien, y otros como deseperados. No se entendía bien desde dónde estábamos.
Uno de los que atendía, de barbijo y guantes, se acercó a la puerta del local, y comenzó a hacer señas hacia el super, al tiempo que le indicada con gestos a la gente que pasaba que no se acercara.
Las motos rugieron desde la esquina dónde habían llegado, y la acelerada del camión del GAD culminó en una bruca frenada en medio de la calle.
Se bajaron como para ir a repeler un asalto o una pequeña invasión, de tan armados que iban.
En segundos nomás, el empleado fue llevado adentro, y dos efectivos se plantaron en la entrada, uno salió de adentro con el rollo de cinta blanco y rojo.
-Uy....Qué pasó...? - dijo la cajera.
A esa altura todos los que estábamos en el local nos vimos cerca del ventanal. Cero distancia social.
Gente que venía por la calle tambien se paraba a ver lo que pasaba.
Los del GAD, tremendos osos de casi dos metros, que adentro de ese equipo de combate daban un poco de miedito, eran muy grandilocuentes a la hora de señalar que cada uno continuara con su camino.
Un par de sirenas se acercaban desde algún lado y muy rápido.
Una ambulancia y un patrullero de la 1a de Caseros llegaron al toque.
Los polis se hicieron con la custodia de la puerta, y tres personas bajaron como para una guerra bacteriológica.
El tercero del grupo fue claramente indicado como el ambulanciero, al sacar la camilla y un bolso largo que puso arriba de la misma cuando la armó.
El murmullo generalizado, tanto de los estábamos adentro, como la gente que supuestamente no debía estar en la calle agolpándose, era tremendo.
Como siempre no faltaron quienes ya casi sabían que había pasado, y que iban desde una muerte fatal, un asalto con heridos, y tres o cuatro boludeces que mejor no recordar. Eso sin contar que habían estado conmigo dentro del local, como para que sus poderes videnciales hubieran esclarecido el asunto.
Al poco tiempo salen los ambulancieros, acompañando una camilla que llevaba a un hombre de más de 30 años, dentro de una especie de bolso transparente, conectado a  
a  varios tubitos que iban a una mochila a los pies del tipo.
-Una cápsula.  - dijo alguien por detrás mío.
-Como la de las pelis ?
La pregunta quedó en el aire.  Nunca había visto nada parecido en Caseros, y jamás semejante despligue.
Todos los canas se calaron el barbijo y entraron.
Al rato salieron con una tipa muy joven, obviamente esposada, que fue a parar a la parte trasera del patrullero.
Arrancaron casi todos  menos los de las motos.
-Laura...! Llama a tu galán ...!
Uno de los chicos que estaba reponiendo lo poco que habia recibido le sugirió en voz alta a la cajera.
La dueña de la franquicia le hizo un gesto a la chica que salio de la banqueta con el celu en la mano.
-A ver como estábamos, que sigo cobrando.
Pagó el que estaba adelante y puse en la cinta lo poco llevaba.
-Ay...no...!!!
Todos nos volvimos a la cajera. 
-Que hijo de mil puta...!!! Hay que matarlo...!!!
Se despegó el celu con lágrimas en los ojos.
-El tipo estaba infectado y con fiebre y dolores, en cuarentena con la pareja, Salio igual a comprar...!!!
Murmullo general y justificado. 
Las lágrimas de la chica eran notorias.
-Se descompuso y empezó a ahogarse.  Ahi recién la mina dijo que estaba infectado...!!!
Obviamente el verdulero llamó al número habilitado para esa emergencia y dio la casualidad que los polis estaban a una cuadra. 
-Y ahora...? - preguntó la dueña 
La chica empezó a llorar mal
-  No se pueden ir. Ahora cierran y los llevan asi como están al Posadas. 
Hubo un segundo de silencio notorio. 
-Me queria decir algo más...pero les sacaron los teléfonos. 
Un ruido de frenos frente a nosotros. 
El camión del GAD y una unidad de traslado de Policia.




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