martes, 31 de marzo de 2020

Pandemia 2020 - 4





Dia 4


Los acontecimientos del día anterior me habían dejado algo preocupado, no tanto por mi o por lo que pudiera ocurrirme, sino por Serena, que al fin de cuentas era la única que importaba en cualquier caso.
Como era de esperarse no le dije nada sobre lo sucedido, la dejé con su tarea mientras hacía las cosas de la casa y me disponía a preparar algo de comida.
Se sintió mucho mejor cuando le di el paquete que había comprado para ella, agradeciendo no sin cierto pudor bastante notorio.
Me estaba perdiendo una parte importante de ese tránsito de la niñez a la adolescencia, el cuál tal vez fuera algo más fácil para los que tenían varones, o al menos convivían con sus esposas, quienes en este tipo de temas siempre eran mucho mejor que los maridos.
Se sumaban más casos a los ya reportados, si bien no eran algo que se salía de escala como en otros países, debido al aislamiento preventivo establecido  por el gobierno, iban sumando, y también iban apareciendo más muertos.
Hasta el momento eran pocos, casi todos pertenecientes a gente muy mayor, casi todos con antecedentes de viajes o contactos con gente que había venido de Italia o España, y unos cuantos de Estados Unidos, donde la cosa se estaba muy fea.
Mientras sacaba unos huevos y algo de fiambre para hacerle un omelette, tuve un mareo súbito que casi me hace soltar lo que tenia en las manos.
Logré dejar todo antes de agarrarme fuerte al borde de la mesada.
Era la primera vez que me pasaba, salvo el consabido mareo cuando uno está mucho tiempo agachado y se levanta de golpe, que no es más que un mareito de mierda, en el que sentía que el mundo se movía todavía, aún pasados unos minutos del sacudón inicial.
Un leve dolor de cabeza pareció apretarme los ojos para abajo, pero fue leve y pasó en un segundo , nada de que preocuparse.
Seguramente la edad y unos cuantos días seguidos de cerveza continua.
-PAAAAA...!!!
La realidad me tiró para el interior de la casa, y el grito de Serena me espabiló lo suficiente para darme cuenta que tal vez me estuviera hablando hacía rato.
-Si. Qué pasa...?
Me asomé al comedor justo para ver como se mordía el labio inferior y negaba con la cabeza.
-Nada. Te estoy hablando y no me contestás. Como siempre dice ma....- La frase quedó ahí suspendida en el aire.
-Perdón...?
Me miró como sorprendida y negó otra vez con la cabeza.
-No Nada. Si puedo usar la compu grande. Tengo que subir muchos trabajos y bajar los nuevos. El wifi a veces se pone lento.
Recordaba las discusiones que tenía con Carmen, tanto las veces que no la oía, como las veces que ella hablaba muy por lo bajo y de lejos, solo para poder recriminarme que no la escuchaba.
-Si, claro. Es tu casa, mi vida.
Sentí el movimiento hacia el extremo de la mesa que estaba más cerca de la compu, y el zumbido de los ventiladores cuando la encendió.
-Paaa...Es cierto que este virus es el más contagioso de los que se conocen...?
Aproveché que había un par de infectólogos en la tele, a la que le bajé el volumen para oír mejor a mi hija desde el comedor.
-Por lo que dicen...- contesté mientras ojeaba los zócalos en la pantalla. - Se propaga muy rápido a pesar de ser más pesado que otros virus, y en condiciones normales no dura nada en el aire, cae casi de inmediato.
Mientras le decía eso, que aparecía en el videograph bajo la imagen del médico que hablaba, me acordé de un whatsapp que venía reenviado, dónde decía que habían hecho un estudio que afirmaba que este bichito permanecía  hasta tres horas en el aire.
Algo no me cerraba. Si era más pesado que el de la gripe común, como podía flotar tanto ?.
En fin, era cuestión de mantener la distancia social, como recomendaban y ahora se entendía por qué, dado que nadie estornudaría frente a tu cara, y los que hablaban escupiendo se cuidaban como los mejores, pero nunca a más de un metro o metro y medio. Las medidas en todos los casos, y en todo el mundo era de dos metros de distancia.
En realidad  cada exageración en medidas precautorias, o distancias entre personas, solo ponía en evidencia que no se sabía casi un carajo de este virus.
-Y no hay vacuna...?
-Nop - me encantó contestar como ella.
La sentí que entraba a Windows, con todos lo tiempos que el sistema operativo de las ventanitas se toma, y que casi no uso por ello en favor de mi Debian Linux, mientras tarareaba algo que me sonaba a unos coreanitos que estaban de moda. Tenía los dos sistemas en la máquina porque tanto ella como mi mujer solo usaban Windows, sino apagaban la máquina.
-O sea que estamos al horno...No ?
Me quedé mirando la tele, dónde pasaban imágenes de Italia, España, y luego Trump en una conferencia de prensa. Nueva York se estaba por ir al carajo.
En Francia, con miles de casos y muchos muertos, recién ponían un estado de sitio, con militares en la calle y todo, y en medio de varios meses de tensiones con sindicatos y grupos de izquierda.
El mundo ya no era un lugar tan seguro.
-No, mi amor. Vamos a salir. Cuando eras un bebé hubo otra pandemia que fue bastante jodida, y salimos igual. - Ella lo tenía claro - Hay que hacer caso a las medidas.
Seguía tarareando mientras esa mierda de software se ponía en linea.
-Te creo, pá -Dijo y casi seguro que miró a la cocina - Aunque mamá siempre está enojada con vos, dice que si hay alguien que va a sobrevivir al fin del mundo, sos vos.
Me tomó por sorpresa la revelación. No se bien si por el halago o el sarcasmo, pero en cualquiera de los casos era algo que no me esperaba.
-Pudiste hablar con mamá...?
Había empezado a teclear algo cuando se detuvo.
-No, pá. Le dejé varios mensajes pero no me contestó. Ni siquiera me clavó el visto.
Aquello era muy raro. Carmen no dejaba que Serena estuviera sin ponerse en contacto con ella mucho tiempo, o sea cada media hora como mínimo.
Busqué el celu y mandé varios mensajes, no tan violentos como los que estaba por enviar al primer día. Me estaba preocupando.
-Fijate el número de ese señor que tanto habla mamá. El del laboratorio...
Un momento de silencio mientras buscaba los contactos.
-Ahí te lo mando por whatsupp.
Ahí estaba el tipo.
Me esmeré en ser lo más cuidadoso posible, pero le dejaba claro que aún era el marido legal, y que la hija quería saber el paradero de su madre.
No figuraba en linea, y tampoco clavó el visto.
Cuando voy al comedor para ver que andaba haciendo con su tarea, una figura se recortaba en la ventana del comedor, alguien con un camperón amarillo, y pantalones azules con tiras fluo.
Parecía el barrendero, o un tipo de los que juntan cartón, pero cuyo abrigo no concordaba con las temperaturas que teníamos.
Las persianas estaban bajas, casi hasta el marco inferior, pero estiradas para que corriera aire entre las tablitas. El tipo estaba haciendo sombra con las manos sobre los ojos, para espiar lo que ocurría adentro
-Qué pasa amigo...? - pregunté en voz bien alta y fuerte.
Se notaba que nada bueno, ya que salió a los piques haciendo un ruido de esos, lo que hablaba de borceguies o zapatos de trabajo bien pesados.
-Qué pasó, pá...?
Serena se había asustado.
La tranquilicé diciendo que me había parecido ver alguien en la ventana, y alguna pavada más que solo tenía el fin de no asustarla mucho.
Me acordé de algunos mensajitos sobre unos chorros en el barrio, y volví a la cocina por le celu.
Busqué y lo encontré. Era de antes de este quilombo.

                                                   Willy- Viste lo de la viejita de Ernesto. ?
                                                              Enfrente de casa.
Yo- No. Emilce  ?

                                                   Willy- La misma. Le entraron a robar
Yo-Que HDP !

                                                   Willy-La re-cagaron a palos, la ataron y le
                                                            robaron todo. Hasta la jubilación que
                                                            había cobrado hace poco. La mínima.
Yo- A esos hijos de puta hay
      que matarlos.!!!!

                                                   Willy-Una vecina dice que vio salir un tipo que
                                                            parecía el barrendero.Pero ni era el de la
                                                            cuadra. Era otro.

Por suerte ahora había mucha policía dando vueltas , aunque no tanto ese día como para socorrer a la pobre señora, una abuela sola que cobraba una miseria  y si no era por un par de vecinos y algún que otro semi pariente, la pobre ni para comer tenía.
Me quedé mirando la ventana sin poder reaccionar, pensando en los peligros que esta nueva situación podía traer, ahora que no había nadie en las calles, y que vestido de barrendero, ese tipo se podía mover y carpetear todas las casas que quisiera. El podía andar libremente, era personal de limpieza y estaba excluido del aislamiento. Encima con guantes y barbijo, era más que irreconocible.
-Paaaá...!
Sacudí la cabeza.
-Si, decime.
-El tipo no está en linea.
Asentí con la cabeza aún mirando la ventana. Algo me decía que las cosas iban a tomar un rumbo que mi no me gustaba.









No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Inspiraciones 5

    A veces una máquina de escribir es una buena historia en sí misma.  Y ésta lo es. Luego de Pandemia 2020, una historia obviamente nu...