jueves, 9 de abril de 2020

Pandemia 2020- 5

Pandemia 2020  - 5

Dia 5


Me levanto con mucho dolor de cabeza, demasiado para un día sin mayores problemas, salvo los temores que el estado de encierro voluntario, acompañado de los encierros de todos los vecinos, me estaba empezando a provocar.
El reloj dice que son las 05.00 am, apenas un rato antes de lo que suelo levantarme. Serena duerme en su cama con el "cogote" torcido, tal como mi mujer suele, o mejor dicho solía decir.
Tengo algo pegado en la garganta que parece un pedazo de lija, duele como el carajo, y me hace ahogar.
Imagino que debe ser esa manía de mierda de poner el ventilador allá atrás, a mi espalda cuando estoy en la compu, en parte para que me vuele los mosquitos que buscan el calor de la cpu, y que cuando apago la máquina se esconden en los angulos de la mesa o cerca del gabinete. El aerosol ese es mucha publicidad, pero a los mosquitos más grosos no los mata como en la propaganda.
Me siento para el orto.
Todavía tengo fresca en la mente la charla con mi hija antes de acostarnos, hace dos horas nomás, algo que viene siendo normal ante tanto tiempo sin hacer otra cosa que estar acá adentro.
Fue algo que disfruté mucho, que me gustó mucho, y en el que aprendí que la nena esa que todavía tengo a cada rato en mi mente, ya creció.
A veces uno no llega a comprender la velocidad a la que la vida transcurre, sintetizada en la frase que el tiempo vuela, y si no fuera por las miles de fotos, y cientos de videos que tengo de ella, me sería imposible revivir ciertos momentos.
Mientras hablamos estuvimos viendo casi todas las carpetas donde guardo esos recuerdos, las mismas que le copié a mi mujer antes de irse, dónde el corazón se me estrujó mil veces, y en varias ocasiones se me llenaron de lágrimas los ojos.
Desde esa bebita hermosa, a esa nena de chupete y mamadera, de la que solo se veían unos pelitos cuando caminaba al otro lado de esa misma mesa del comedor, a la que se puso el primer guardapolvo para ir al jardín,la que llenó con cuadernos y lápices su primera mochila en primer grado, y a la que hacía poco había comenzado el secundario.
Me encantó ver su carita mientras miraba esos recuerdos, su risa cristalina y espontánea, la humedad de sus ojos al recordar o ver determinada foto, verse chiquita en varios videos, o exclamar que era imposible que hubiera hecho tal o cual pavada o desastre.
Allí fue dónde hablamos de sus sueños, de lo que quería, de lo que le hubiera gustado, y que salvo el hecho que sus padres ya nos estábamos juntos, su vida había sido muy buena.
Solo ese llanto, el único con un motivo valedero, fue el que marcó el fin de su infancia  Todos los demás habían sido caprichos frustrados, como así ella misma los reconocía.
Habíamos pasado la tarde y la noche en ese comedor, limpiando la biblioteca en parte, ya que era muy grande, acomodando las peliculas y los discos, y mientras ella me ayudaba en parte con eso, le pasó el trapo con desinfectante y limpiador a todos los pisos. Hasta le había quitado el polvo a los muebles.
Creo que a Carmen le hubiera dado un patatús ver semejante despliegue de limpieza y orden.
Había tenido un sueño raro, algo preocupante por cierto, y bastante real, pero salvo eso, no encontraba otro motivo que el ventilador allá atrás, a mi espalda aunque fuera a la mínima velocidad.
Me había reconvertido al purismo, solo agua saborizada en las comidas, apenas un vaso de cerveza en la sobremesa, y algo que se asemejara a un postre para compartir.
Casi que me desconocía. 
Iba para el baño cuando crei escuchar un ruido metálico, muy leve, como de algo parecido al aluminio cuando golpea una pared.
Una escalera, la puta madre...!
Corro en patas, como estaba, hasta la ventana del frente,  en el comedor. Estiro apenas la persiana de madera, lo justo para ver como las patas de una escalera de aluminio se perdían en lo alto del marco.
Los muy hijos de puta se habian subido por el frente, y una vez arriba la habian subido.
Pasos sobre el techo. Una antigua terraza recubierta de membrana.
Hay cuarenta metros cuadrados cubiertos, hasta el patio trasero. Altos paredones en la medianera del vecino contiguo, y del otro al fondo.
Abajo todas las ventanas y las puertas tienen rejas de gruesos barrotes, pero no puedo saber  que se traen estos tipos.
De nuevo en patas para el fondo, al viejo cuarto cuando Serena era bebé. 
Todavia ni se habia enterado que pasaba algo.
Desvío en la cocina para agarrar el celu. Lo prendo mientras voy a la ventana del cuartito.
El cartelito de SAMSUNG que prende y apaga se toma su tiempo como el mejor.
DALE LA PUTA MADRE....!!!
A lo oscuro estiro apenas un toque la persiana. La escalera va bajando bastante lenta y silenciosa, como tratando de no hacer ningúm ruido.
EL 267...NO...!!! ESE ES EL DE LA PANTALLA. Me quedan dos intentos o tengo que ingresar el PUTO PUCK.
26...AHI VA...!!!
DALE CARGA EL SISTEMA....!!!
La escalera tiembla. Alguien empieza a bajar.
La luz del patio de atrás me muestra unas botas, pantalones de trabajo con tiras fluo ...camperón amarillo o claro...
ES EL HIJO DE PUTA DE LA VENTANA....!!!
911 MARCANDO....Prendo el altparlante a todo lo que da. En ese silencio es un montón.
-911. Buenas noches.
-HOLA. ACA DE CALLE BRANDSEN AL 2900. HAY UN CHORRO BAJANDO AL FONDO DE MI CASA...!!! MANDAME UN PATRULLERO YA ...!!!
-Repitame la dirección...
Algo más dice el operador, cuando un acceso de tos provca un terremoto en la escalera.
Un grito medio cortado, la escalera que se ladea, y el tipo se cae desde arriba.
El golpe es sordo y bastante duro. Un saco de huesos contra cerámicas de alto tránsito, desde cuatro metros de alto. Medio de hombro y parte de la cabeza llegan primero a besarse con el suelo.
Algo se rompe.
Un grito de dolor y un acceso de tos fuerte, los sonidos para una imagen patética. El tipo en el suelo en una posición muy rara, y la escalera que cayó rebotando sobre él.
-Hay una unidad en la zona. Va para allá. Tenga todo cerrado y corrase de las ventanas, por si está armado...
-SE CAYO....! ESTA TIRADO EN EL SUELO....!
Ruidos en la linea.
-Quédese adentro y espere el móvil.
La sirena suena cerca. El tipo sigue ahí quejándose sin moverse.
-PAPA....
La mano de mi hija en el hombro me hace dar un respingo.
-ANDA A TU CUARTO...! HAY UN TIPO EN EL PATIO
No espera la repetición. Sale corriendo.
En el edificio de al lado, las luces se prenden en varios departamentos. El teléfono del living suena.
-ATENDE...!
Siento los pies descalzos de  mi hija que van hacia ahí.
-Es la vecina del fondo.
-DECILE QUE HAY UN TIPO QUE QUERIA BAJAR A ROBAR Y SE CAYO AL PATIO
La sirena se multiplica, ahora suenan dos, y bastante cerca.
El tipo logra moverse. Tiene el cuello medio torcido, pero se pone en pie como puede.
Va hacia la escalera.
Al ser de aluminio no es tan pesada, pero por efecto del palo que se pegó, le cuesta un huevo maniobrarla.
-AHI VIENE LA CANA; HIJO DE MIL PUTA...!!!
El tipo tose y mira a la ventana. Me congelo.
-AY... CARAJO...!!!
En  mi puta vida vi ojos como esos. Rojos parecieran, como con algo lechoso y con unas pupilas negras y sin brillo, opacas, como muertas. LA CARA POR DIOS....!!!
El pánico, una neurona en corto, no sé que mierda, pero pestaneo y el tipo, así como estaba, se subio a la escalera.
Cuándo y cómo subió ?
Las sirenas están en la otra cuadra. Se oyen los motores acelerando.
Una carrera arriba del techo.
COMO MIERDA...? SI ESTABA HECHO PELOTA....!!!
-PAPA...!!! EN LA CALLE ALGUIEN BAJA DEL TECHO.
Corro como un loco con el celu en la mano. El del 911 todavia está hablando. No sé que dice.
Llego hasta la ventana, junto a mi hija. La escalera está rebotando contra el piso.
Un tipo vestido como un barrendero trota como puede. Se pierde en la esquina.
-SE BAJO DEL TECHO Y VOLVIO A LA CALLE...!- le grito al celu.
Se oyen motores frenando de golpe. Luces parpadeantes en la esquina, que no llego a ver por el ángulo ya cerrado de la ventana. Dos pitidos cortos de las sirenas.
-Qué pasó pá..?
Serena está llorando. La abrazo. No sé qué decirle.
POR DIOS ESA CARA... ESOS OJOS...!!!
Ruido de pasos en la calle. Muchos. Borcegos o botas, da lo mismo. Tocan timbre.
Estiro la persiana y tres osos armados y pertrechados hasta los dientes se alejan más de un metro de la ventana para que hablemos. Parecen los del GAD.
-Buenas noches. Oficial...- no entendí qué me dijo.- Hay un tipo tirado en la esquina.
Gira hacia un lado y señala la escalera.
-Es esa...?
Estoy como en pedo. Tengo la cara del tipo todavía delante mío.
-Voy a necesitar que venga a reconocerlo. Es necesario.
-Papá...! - Serena está asustada. Ya de por si la situación la puso mal, y las armas la ponen peor. Y a éstos, armas le sobran. A qué guerra van...?
-Un minuto. - me sale casi versión murmullo.
Protocolo de salida. Estoy nervioso, medio boludo, y encima con miedo.
El dolor de garganta me vuelve con todo. Y el dolor de cabeza...
ESA CARA POR DIOS...!!!
Me cambio y salgo. Mierda que está fresco...!
Los tipos me "escoltan" a metro y medio de distancia, a pesar de ir con antiparras, y unos cuellos altos que le tapan la boca, y de seguro un barbijo.
En la esquina hay tres vehículos raros, con luces y sirena en los techos. Dos en sentido de la calle, y uno en contramano. No se escuchaban dos sirenas...?
En medio de la luz de los focos había un tipo despatarrado con la ropa de un barrendero, la cabeza torcida en una posición rara.
Me acerco.
-LA PUTA MADRE...!!!
Me preguntan si lo reconozco y les digo que si.
-Se rompió el cuello.- dice uno de los otros cuatro que había ahí esperando que llegáramos.
-Y cómo...?
Los tipos se miraban entre si.
Si se había roto el cuello tendría que estar tirado en el patio de casa. Cómo hizo para subirse a la escalera, subir la escalera, y hacer la inversa después de caminar varios metros arriba del techo ?
Tenía el celu en la mano. Uno me lo sacó suavemente, y no opuse resistencia.
-Destrábelo, por favor.
Le dije la clave de la pantalla, y el tipo se sacó un guante. Abajo tenia uno quirúrgico. Tecleó.
Sacó uno de uno de los tantos bolsillos que tenía y los pego espalda con espalda.
-Listo. Tenga. No se preocupe. de nuevo le pregunto, es el nuevo procedimiento. Lo reconoce...?
"Nuevo procedimiento". Cinco días de cuarentena oficial y total, y ya hay nuevo procedimiento...?
-Si, oficial. Lo reconozco.
Esa cara de muerte no me la voy a olvidar en mi vida. En la que me quede.
-Vuelva a su casa. Lo estaremos llamando.
Me sorprendo.
-No tengo que ir...
El que me hablaba negó con la cabeza.
-NO. Quédese en casa y no salga salvo por compras necesarias. Lo llamamos.
Uno de los tipos me acompañó hasta mi casa, pocos metros de la esquina, y esperó a que entrara y cerrara.
Protocolo de entrada. Sacarse la ropa y el calzado. Alcohol. Cambiarse la ropa y el calzado. Lavarse las manos y la cara con mucha agua y mucho más jabón.
Serena me mira. Está con los ojos llenos de lágrimas.
No entiendo nada. Algo no cierra.




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