lunes, 20 de abril de 2020

Pandemia 2020 - 7

Pandemia 2020 - 7

Día 7

El primer muerto en vivo se vio en una cola del banco, en medio de un noticiero, lo que hizo que la noticia no pudiera ser censurada, y para colmo de males, en un banco que justamente cubrían varios medios, debido al aglomeramiento de gente, algo totalmente contrario a lo que se estaba fogoneando desde el gobierno, en cuanto a la no aglomeración de personas en un mismo espacio.
El hombre empezó con tos, pareció ahogarse, y luego de varias sacudidas cayó como fulminado al 
suelo.
Aquello fue terrible, crudo, y en directo, ni el programa más sensacionalista lo hubiera podido lograr.
La escena tenía mucha comparación al experimento de la pimienta y  el jabón, que tanto 
circulaba por las redes en esos días, ya que al caer muerto, la gente que lo rodeaba apareció a casi casi cinco metros de dónde se hallaba al principio.
Una paramédica se acercó a auxiliarlo, y luego de vanos intentos corroboró su muerte.
El camarógrafo más cercano arremetió entre los colegas, y acercó el lente lo más que pudo, hasta lograr un primer plano del hombre.
El rostro presentaba marcas que casi me hacen morir del susto. 
Eran idénticas al que tenía el que  había entrado a casa.
Pero eso no fue todo, aún había algo más para esos espectadores tan sorprendidos y morbosos, algo que haría que las transmisiones, a partir de ese momento fueran monitoreadas segundo a segundo. A pesar de haber comprobado su deceso, de chequearlo por segunda y hasta tercera vez, algo que se escapaba a toda comprensión sucedió de repente.
El cuerpo se sacudió, vibró con fuerza, algo totalmente perceptible, teniendo en cuenta la cercanía del lente.
Y abrió los ojos.
ERAN LOS MISMOS OJOS DEL LADRÓN…!!!
La mirada, el color, esa cosa ,creo que mi impresión fue tan fuerte que Serena tuvo que sacudirme un brazo para que no llegara a gritar de espanto.
Y se sentó.
Lineas oscuras recorrían su rostro, su piel se tornaba lívida lechosa, pero viva en algún sentído, moviendo su cabeza lentamente, de un lado a otro, como si despertara de una pesadilla y tratara de reconocer el lugar donde había despertado.
Sacando sus características tan especiales, uno no diría que ese hombre había muerto, ni mucho menos, impresionaba eso de su aspecto, sin lugar a dudas, pero para alguien que recién llegaba, ese hombre estaba solamente sentado en el piso, y se estaba por reincorporar.
Y lo hizo.
No emitió sonido alguno, solo estiró su mano hacia la paramédica que lo asistió, como un gesto de 
agradecimiento tal vez, y luego dio unos pasos temerosos hacia la calle.
Y allí cayó de bruces, muerto por segunda y última vez.
La señal volvió al piso del canal que transmitía, dónde los periodistas confusos y sin coordinación , hacían un esfuerzo por no parecer torpes ante una situación que no estaba en los papeles de nadie.
Mi hija estaba impresionada y muy asustada  era la  primera  vez que se topaba con la muerte en vivo y  en directo. Obviamente ya había visto algún velatorio  y entendía el concepto, pero no así y en medio de una situación por demás insólita.
.-...Se levantó… -dijo muy asustada. 
Mil ideas se me vinieron a la cabeza, fue como si las palabras de mi hija hubieran destrabado un mecanismo que me había dejado absorto en medio de la impresión.
Tal vez la paramédica no lo había auscultado bien, tal vez sus dedos no sintieron las palpitaciones de las venas, tal vez su aliento había quedado casi efímero al sufrir las convulsiones y la tos, tal vez...
Todos los tal vez del mundo no podían cambiar la expresión de ese rostro, de esos ojos, nada iba a cambiar ese sentimiento tan profundo y horrible que me había embargado, el de reconocer que aquella persona se asemejaba mucho al hombre que había huido ya muerto de mi casa.
Eso no tenia explicación, no una racional al menos, era como si de repente los zombis fueran algo real y no algo sacado del folclore o la ficción. Nadie resucitaba de una, y cambiaba sus rasgos para volver a morir minutos luego. Eso era absurdo.
En algún lado de esta pandemia había algo que se nos escapaba, aparte del virus, y  que ponía todo patas para arriba.
La informaci6n de la tele era a veces algo confusa y sin demasiados detalles, salvo los casos en otras partes del mundo, dónde ya habían aparecido cuerpos en las calles, abandonados allí luego de haber muerto por el virus, no especificando si por primera o  segunda vez, luego que los sistemas de salud colapsaran y tanto las morgues como los crematorios no pudieran sostener la cantidad de cuerpos que se iban acumulando.
En la mayoría de los países los cuerpos no eran entregados a sus familiares, salvo que salieran de terapia intensiva, con mejorías notables, por el contrario, eran enviados directamente a incinerar, y ni siquiera las cenizas de ellos se devolvían.
Era una muerte cruel y solitaria, lejos de todos tus seres queridos, lejos de tu hogar, pero sobre todas las cosas, una muerte en las sombras. Entrar a un hospital con el virus era algo comparable a una larga despedida de este mundo.
Cuando Serena miraba la televisión, absorta cada vez más en estas noticias, y no en sus redes, se notaba la transformación que iba sufriendo en su rostro, en sus ojos, en su miedo.
-Si alguno de  nosotros se enferma y tiene que ir al hospital, puede ser que no nos veamos más...?
Lo preguntaba con un miedo evidente, habla mucha preocupación en su voz, a sabiendas
que la respuesta estaba allí, en las noticias que se difundían y tanto la habían alejado de la computadora.
Últimamente todo estaba preocupante, la tele o las redes eran un antro de preeoupaci6n y desesperanza, a cuál peor.
Las redes mostraban las imágenes de algunas países de África o Centroamericana, dónde los 
cuerpos abandonados pululaban por las calles, y cientos de teorías especulativas tenían sus ávidos espectadores que retransmitían los videos, tanto en la misma red, o en otra en las cuales tenían sus cuentas.
A toda esto el gobierno decía tener todo controlado, que se achataba la curva", pero que no se condecía con la miles de fosas que se cavaban en distintas provincias, ni en el desmesurado pedido de ataúdes económicos que se habían gestionado en algunos lugares, con la habilitación de viejos crematorios que habían sido cerrados hacía tiempo, y ahora volvían a la actividad.
Y ni hablar de los cientos de embalajes y bolsas mortuorias que estaban llegando desde Asia vía aérea.
Lo peor del tema era que nadie salia a desdecir las noticias que sobre estos temas se iban sucediendo en la televisión y en otros medios, que tanto los reproducía la misma televisión, o las redes sociales que estaba a full todo el tiempo.
Para colmo en internet  había otros videos que eran tanto o  peor que lo que mostraba la tele.
"La mejor arma química o bacteriol6gica es la que nadie sabe que ya está entre ellos" Ese era el título de un video que se estaba haciendo viral en todas las redes, una experta americana que contaba sobre la creación del virus que estaba asolando el planeta, y según mucho de lo que se rumoreaba, era de  procedencia asiática, un  arma bacteriológica que se había escapado de un laboratorio, y que gracias a los documentales de hacia unos años, aportados por la televisión italiana, avalaba la teoría.
Un virus pensado para afectar a las masas, pero con la particularidad que, de ser liberado en una situación ideal, sería indetectable.
Como estaba diseñado para matar, era imposible que un organismo con problemas o bajas defensas pudiera soportarlo, pero un cuerpo sano y sin antecedentes o enfermedades que pudieran activarlo, haría que el mismo se convirtiera en un portador seguro e indetectable, capaz de contagiar a miles de personas antes que su agresividad se volviera evidente, y los síntomas fueran ineludibles.
La teoría tenia un asidero en la gran cantidad de asintomáticos que había en el mundo, un porcentaje nunca antes visto, y que podía hacer inútiles todas las medidas que no fueran  un testeo masivo para poder hallarlo.
Pero había más, por si eso fuera poco. Algunas redes sociales se señalaban que se había trabajado en otras etapas de su diseño, en algo que esta especialista no conocía, y que evidentemente tenía que ver con su desintegración o eliminación, antes que las supuestas fuerzas de ocupación llegaran. Sin embargo en ese momento sería cuando algo salió mal y  el virus se escapó al control de los científicos que lo crearon.
Aquello daba pavor. 
Solo pensar que la plaga que nos estaba asolando podía ser causada por seres humanos era algo que  se había visto en el cine o los libros, no en la vida real como estaba sucediendo.
Las grandes potencias se estaban peleando por los insumos sanitarios, lo que podría significar un enfrentamiento a muy corto plazo, y no por las vías diplomáticas.
Pero si bien todo eso era un problema, acrecentado por el aislamiento instruido por el gobierno, había otro problema que no podía ser encubierto por más tiempo.
Sumado a los dolores de cabeza y lo que fuera que tenía en la garganta,estaba comenzando a toser.


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